domingo, 31 de enero de 2010

Importancia de la actividad en la contextualización de la enseñanza.



La cuestión de la enseñanza-aprendizaje, es algo más compleja de lo que parece a simple vista. Supone -entre otras cosas- conciencia y claridad por parte del maestro para la creación de una situación concreta con la que se persigue que los estudiantes construyan o asimilen los contenidos teórico-prácticos contenidos en los programas de estudio de las asignaturas. Asimilación que implicará internalización, que permitirá a su vez, la utilización de esos saberes en aspectos ordinarios de su vida, que la harán más fácil y satisfactoria, porque ayudarán a satisfacer una carencia. Pero implica también otros aspectos. Por ejemplo, establecer nexos significativos entre las actividades que planteamos con el contexto en el que interactúan y en el que se llevan a cabo los acercamientos con su realidad y necesidades. Si no existe esta correspondencia, entonces lo que proponemos en el aula, podrá tener algún sentido teórico o especulativo, pero jamás el valor que tiene su origen en la práctica y en la utilización de lo que se aprende. Es casi seguro que ni para nosotros mismos signifique algo, porque… no veremos los efectos de lo que hacemos. Esto indudablemente, tiene qué ver con la significatividad del conocimiento. Para que algo que se hace en la escuela adquiera relevancia en los estudiantes es necesario encontrar los puntos de contacto con la inmediatez, con aquello que se vive, de lo que se carece o de lo que se requiere. Contextualizar la enseñanza implica todo esto. ¿De qué serviría lo que se aprende si no va a ayudar a resolver nada del entorno en el que sobrevivo y al que pretendo adaptarme en forma permanente? Por ello, el alumno después de “haber sido sometido” a un proceso de intervención pedagógica, tiene que estar más capacitado para enfrentarse a situaciones reales; y gran parte de nuestra labor tendría que orientarse a “empatar” -por usar un término de moda en nuestra jerga- contenidos programáticos y necesidades sociales e individuales de los estudiantes.

Estrategias para el aprendizaje significativo:

a) Procuro vincular lo que hago en el aula con lo que viven los educandos.

b) Frecuentemente establezco analogías y pongo ejemplos que ellos puedan
identificar y diferenciar en su contexto social y natural.

c) Hago lo posible por establecer una relación estrecha entre la teoría y la práctica, entre lo
que se pretende aprender y lo que el contexto exige.

d) Aunque la parte teórica casi siempre es indispensable en el manejo de los
contenidos, procuro emplear en ello el menor tiempo y esfuerzo de los alumnos,
haciendo énfasis en las habilidades y destrezas prácticas que hay que fomentar
según la orientación de los programas.

e) Fijo más mi atención en lo que los alumnos hacen, como lo hacen y con que
resultados.

f) Pretendo también, con las actividades que planteo, que demuestren lo aprendido,
pero a través del proceso que realizaron y de los productos generados.

g) Refuerzo su entusiasmo cuando ellos descubren que pueden hacer las cosas.

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