domingo, 7 de marzo de 2010

Reflexión sobre las posibilidades didácticas del recurso de la imagen.


Más allá de callejón sin salida en el que la tecnología moderna ha confinado a los métodos tradicionales de enseñanza, es urgente reconocer en las escuelas que las herramientas de que disponemos ahora, y que llegan a nosotros a través del desarrollo científico y tecnológico -el internet, la computadora entre otros- advienen en nuestra época como elementos sugerentes de gran valor para revolucionar, la civilización actual, los campos de la cultura, los lenguajes de la comunicación; y en el terreno de la educación, los procesos de enseñanza-aprendizaje. Considero yo, que lo visual como medio de construcción de saberes, jamás ha sido infravalorado. Por el contrario, siempre se le ha concedido un lugar muy especial en la estructuración y percepción de las ideas. Si no hubiera sido así, el lenguaje del arte, en estos momentos del desarrollo humano, tendría poca importancia, y sabemos que no es así. Desempeña también un papel muy importante como elemento motivador, que proporciona invariablemente diversos matices de colores e imágenes en los cuales germinan ideas distintas con valor formativo y estético, que por otros medios sería imposible obtener. A quienes hemos tenido la fortuna de estar sujetos a influencias transgeneracionales, este recurso nos coloca junto a una gama muy diversa de oportunidades de “entrar por la puerta grande” a lo que podríamos denominar el mundo de la cultura visual. Pero no a la cultura visual “a secas”; es decir, a aquélla pensada sólo como un artificio y una distracción banal; sino como un instrumento poderosísimo -de alcances invaluables- para modificar radicalmente la configuración de la educación, la comunicación y la cultura. Esto lo conseguiríamos, expandiendo a través de la escuela, los espacios creativos que la tecnología nos proporciona. Sería factible además, en estas condiciones, añadir un plus a nuestra labor educativa; si agregamos, elementos que redimensionen la importancia de la cultura visual y sus efectos en la formación humana considerando a la persona como el fin del proceso. El código de la imagen, incorporado a nuestra vida ordinaria y a la multiplicidad de intercambios, en los cuales se concreta nuestra relación sociocultural; podría influir no solamente en cambiar nuestra concepción de la realidad exterior, sino que es probable que coadyuvase también, en el fundamento de visiones distintas de la educación; sobre todo, en lo que concierne a la parte afectiva de los alumnos; esto es, en las emociones y los sentimientos. No cabe duda que el acceso al universo de la imagen como medio de enseñanza y aprendizaje, abre un mar de posibilidades para que los aventureros del conocimiento, los exploradores de lo nuevo, enriquezcan los procesos educativos de nuestro tiempo. Pero para que esta alternativa devenga en beneficios, es necesario primero, sentar las bases de una cultura diferente; formándonos en paradigmas que tengan como sustento teórico y metodológico, -una concepción del hombre y del ser social- fundada en nuestras posibilidades perceptivas y estéticas.

Todos los cambios son graduales. En la actualidad, hay un déficit de cultura -incluso en los profesores- y esto es un freno gravísimo a cualquier intento de cambio. Para que asumamos a plenitud la importancia de los mensajes visuales en la educación; es menester reconocer además, que se ha vuelto una emergencia en nuestro quehacer pedagógico, el aprovechamiento integral de los recursos estéticos potenciales, que a través de la tecnología estarán al alcance de los estudiantes… si logramos producir las condiciones para que así suceda.
José Patricio Moreno Cuevas.