miércoles, 27 de enero de 2010

Reflexiones a partir de las ideas de Perrenoud.

La situación nacional, es hoy por hoy muy compleja. Existen demasiados problemas económicos y sociales; y la escuela no puede permanecer ajena ni lejana a una problemática que le concierne e implica. Esta afirmación es doblemente cierta, si además de la vocación formativa que le es propia, admitimos la relación que tiene que existir entre la educación y los distintos sectores de la economía; pero también, entre el desarrollo de éstos y la calidad y cantidad de los intercambios productivos que sostenemos con otros países. En virtud de ello, se ha puesto en marcha un modelo educativo basado en competencias laborales. Son varias las razones por las que la práctica educativa, amerita un cambio de esta magnitud. Por una parte, el crecimiento vertiginoso del conocimiento obliga a buscar la eficacia y niveles más profundos de especialización. Se visualiza pues, la emergencia de establecer vínculos más estrechos entre lo que las escuelas hacen y el mundo de la productividad. El imperativo es, instrumentar los cambios necesarios encaminados a la modificación sustancial de las prácticas pedagógicas tradicionales, que hasta hace poco, signaban la relación maestro-alumno; pues lo que sucedía en las aulas, se caracterizaba indefectiblemente, por modelos verticales basados en la transmisión y la receptividad. Este reconocimiento supone entre otras cosas, desechar la enseñanza verbalista y unilateral, de la que hemos sido producto y productores generaciones enteras de profesores que actualmente integramos el sistema educativo; y que hemos venido concretando nuestra función social, basados en los supuestos teóricos a los que me he referido.
El cambio que se ha iniciado ya, orienta el proceso todo, hacia una participación más directa y activa de los estudiantes; proponiendo para ello, la realización de una serie de tareas y retos que alientan la creatividad y la formación autónoma, mediante la inversión de los roles que habían venido configurando el continuum de nuestra cotidianidad. Tal aspiración ha supuesto también, impulsar al alumno a que movilice los saberes y el campo experiencial con el que cuenta; para que sea él mismo quien construya sus propios conocimientos. Lo deseable en un proyecto así, es la utilización de una pedagogía abierta. Es decir, no prescrita en su totalidad por el profesor, sino surgida de la dinámica interna de los grupos y de las decisiones de los propios estudiantes conforme se vayan involucrando en los procesos planteados por todos. Esta estrategia, daría como resultado una actuación no regulada de cada movimiento de los estudiantes y operaría a través de propuestas áulicas, que aunque el profesor actúe como un guía, estarían fundamentadas en el respeto irrestricto al hacer del alumno. La aspiración sería ampliar los márgenes de decisión y acción; y por lo mismo, del grado de corresponsabilidad de todos los implicados. Esto, nos hace pensar que es, ciertamente, una propuesta rica en perspectivas, porque modifica la posición de cada quien frente a la experiencia del conocimiento. Pero sugiere también, la adopción de posturas epistemológicas flexibles en las que los estudiantes saldrán conceptual y empíricamente enriquecidos.
Un cambio de semejante orientación, además de una nueva cultura en el aula, nos llevaría a asegurar en el futuro, el surgimiento de nuevas disposiciones, intereses y competencias no imaginados aún. Esta afirmación se basa en que la escuela dejaría de ser un espacio críptico entre profesores y estudiantes y de la escuela misma, con respecto a la comunidad.


Los centros educativos -vertidos invariablemente sobre sí mismos- serían receptivos a las ideas surgidas del exterior, que coadyuvarían con sus aportes y sugerencias en el desarrollo de las competencias que se juzgaran necesarias en el contexto económico y sociocultural. Esto significaría, efectivamente “una escuela de puertas abiertas”. El constructivismo, es el soporte teórico de este nuevo enfoque de trabajo. El problema central, siguen siendo las acciones que hay que desencadenar -algunas ya están en marcha- para ir transformando paulatinamente la praxis de la mayor parte de los educadores, ancladas como hemos dicho, en otros paradigmas que demostraron su eficacia en otros tiempos y en otras circunstancias socio-históricas. Sería ingenuo pensar que la praxis de los profesores se puede cambiar por decreto. La praxis educativa se transforma desde la praxis misma; en otras palabras: desde las experiencias de los propios profesores… ellos tienen qué ser los primeros convencidos. Este convencimiento del que hablo, sería el inicio de un desarrollo real de sus competencias profesionales adecuadas a las necesidades actuales. El desarrollo de las competencias docentes bajo este enfoque, tendría qué pasar primeramente:

a) Por el hecho de que el profesor deje de concebirse a sí mismo como un mero transmisor de saberes, de verdades inamovibles e irrefutables como si fuesen reveladas desde el púlpito irrevocable de una investidura institucional que no debe ser cuestionada.

b) Que asuma la normalidad de su quehacer como alguien que propone y promueve determinadas situaciones de aprendizaje para que los estudiantes movilicen sus potencialidades y ejerciten sus posibilidades de creación.

Esta metamorfosis de escenarios sometería por añadidura a los profesores a exigencias nuevas; a grado tal, que se verían impelidos inevitablemente a la remoción de sus esquemas anquilosados y a un replanteamiento radical de su relación con el conocimiento. Pero también, implicaría que las actividades propuestas, responderían con mayor certidumbre a los intereses de los alumnos, porque ellos mismos intervendrían en el diseño de sus contenidos. Su afán de descubrir sería el centro y el punto de arranque de todo el proceso instruccional. Esto comportaría una pluralidad de significados de una dimensión invaluable para la experiencia íntegra de la vida escolar en general. Emergerían respuestas frescas para los viejos problemas que ha planteado desde hace mucho tiempo la cuestión de los aprendizajes. Esta diversidad de ideas, intervendría en la realidad de la que hablamos, proporcionando un impulso sostenido y pleno de connotaciones diversas, que tenderían a redimensionar a las escuelas como centros de formación humana.

José Patricio Moreno Cuevas.

Respuesta a pretextos para desarrollar competencias.

Compañera María Estrella: Foro. Pretextos para competencias.
En esto de la cuestión educativa, el problema en primera instancia, no es no es de enfoques, métodos, planes, programas, ni modelos, es de actitud. Estar dispuesto, por lo menos, al intercambio de ideas constituye siempre un buen inicio, porque revela interés y preocupación... conciencia de una responsabilidad humana voluntariamente elegida. Es honesto admitir, que no es sencillo responder de manera fehaciente a sus interrogantes, aceptando por supuesto, la complejidad de este asunto que nos atañe a todos como profesores -y que trasciende incluso nuestro ámbito de competencia- porque involucra a autoridades de otros niveles, que son quienes efectivamente toman las decisiones y marcan los derroteros principales, al margen -desafortunadamente- de lo que el profesor común considera como deseable y necesario. De cualquier manera, y hechas estas salvedades, intentaré esbozar alguna idea que pudiera servir como punto de partida para una discusión más profunda; sin pretender en modo alguno, que ésta se asemeje a la invención del agua tibia:
Reconociendo de entrada, que el problema educativo de nuestro país, no va a resolverse contemplando soluciones únicas que sean consideradas como fórmulas infalibles. Sobre todo sin haber previsto -por lo menos- sus repercusiones a mediano y a largo plazos. Esto equivaldría, a asumir la realidad en que nos desenvolvemos como si fuera una fatalidad. Si nos preciamos de ser educadores, no debemos admitir "recetas" o modelos incontestables -vengan de quien vengan- ni aunque proviniesen del presidente de la república. Sería conveniente estructurar a nivel plantel, programas instruccionales en los que le concediéramos mayor preeminencia al desarrollo de la persona humana, de su dignidad y de sus derechos; y que además, los alternáramos con la educación basada en competencias; que en sí misma, -dicho sea de paso- no tiene nada de malo; aunque yo la vea tullida, cojitranca, paticoja, segmentada y cascorva en virtud de que no considera al ser social en su totalidad.
Esto implicaría, entre otras cosas, no educar sólo en función de competencias que persigan la inclusión de un sujeto a un sistema productivo dado; eliminando otras dimensiones de las personas como las emociones, los sentimientos, los contextos socio-históricos en los que han concretado sus intercambios vitales y que han conformado a lo largo del tiempo, los contenidos de su conciencia, sus aspiraciones y posibilidades de expansión. Yo incidiría en todas aquellas actividades y formas de relación escolar que sirvan para despertar la curiosidad de los estudiantes, el deseo de saber, pero que den respuesta a sus intereses y potencialidades reales. Tendríamos que renunciar a encajonarlos a todos dentro de un proceso único, como lo hemos hecho hasta ahora. Se nos olvidan con frecuencia las diferencias individuales, la singularidad e irrepetibilidad de cada uno de los seres que llenan nuestras aulas y que son nuestra razón de existir. Y merced a este olvido -involuntario quizás por una parte y propiciado por otra- procedemos de manera mecánica metiéndolos a todos en un mismo costal como si fuesen cosas y fustigados por nuestro ajuste al deber ser.

Generalmente nos conducimos así, porque tenemos que cumplir con un programa de estudios, de seguir una metodología y una ruta teórica que ya nos han sido prescritas, de vigilar el desarrollo de las competencias que ya nos han dicho cuáles son. Para terminar -que no concluir- diré que no sería malo creer en la conveniencia de fortalecer el colectivo de los profesores a nivel escuela -aunque esto vulnere la verticalidad de la autoridad- formulando y poniendo en marcha un proyecto que cristalice las propuestas de todos en el sentido señalado; diversificando y enriqueciendo lo más posible las aportaciones, sin eliminar jamás el derecho a disentir. Soñar no cuesta nada...
Me dio gusto haberla saludado. Patricio Moreno C.

Wendy y compañeros todos.
Después de saludarlos con afecto, quiero decirles que yo creo que no está nada mal la propuesta de la educación basada en competencias laborales, la teoría constructivista, los nuevos roles de profesores y alumnos etc etc. Pero bueno sería no perder de vista el carácter renovador que invariablemente debe de tener el quehacer del maestro en el contexto donde desarrolla su función social. De hecho, debe de ser una de las más esperanzadoras a efectos de liberar a los educandos de la opresión y la ignorancia de que son víctimas. El término liberación lo empleo en el sentido en que lo expresara Paulo Freire alguna vez. Si el proceso educativo y el quehacer del maestro no sirven a este fin, quiere decir que educar responde a otros propósitos que tienen que ver con los intereses del Estado. Como educadores hemos de ejercer invariablemente nuestras posibilidades de modificar la conciencia de quienes pretendemos enseñar, a efectos de no transformarnos en instrumentos pasivos, en hacedores de un rol alienado. Debemos analizar concienzudamente hacia donde vamos con este proyecto educativo y si realmente devendrá en un mecanismo de crecimiento y expansión humana. Esto lo digo, ¡porque me entristece ver las participaciones de todos ustedes convertidos ya en apologistas de un modelo instruccional que ha emergido de las entrañas del libre mercado, de los procesos globalizadores, del imperialismo norteamericano y del gran capital internacional! Esto implica -evidentemente- haber arrojado ya al cubo de la basura nuestra identidad histórico-cultural, el ser del mexicano al que debiera responder una educación auténticamente nacionalista. Es un proyecto de formación humana subordinado a los intereses de la economía. ¡Y los veo a todos ustedes muy satisfechos parafraseando a pie juntillas lo que dicen los documentos oficiales pero sin expresar ninguna idea propia! Pero síganle... así van bien. El día de mañana despertarán y se darán cuenta de que los que ayer fueron sus alumnos, estarán incorporados ya, a los procesos de producción en las fábricas o en las maquiladoras, convertidos en autómatas, muy eficaces en la realización de una tarea técnica pero incapaces de pensar y de cuestionarse el orden social, mucho

menos de convertirse en agentes de cambio... y en el peor de los casos, los verán engrosando el ejército de desempleados mientras sus famélicas familias sobreviven en la miseria... Creo que con un modelo como el que nos están imponiendo a lo más que podemos aspirar es a ser "instructores light". No se les olvide que ya no somos profesores ni maestros: somos facilitadores. Es para desternillarse de risa la banalización terminológica. Pero bueno, sigan escribiendo lindezas acerca del modelo y renuncien a su derecho a ser ustedes mismos a cuestionar su entorno y a innovar. En el fondo una postura así es más cómoda: te limitas a decir todo lo que quieren escuchar. Es algo como aprenderse el catecismo pedagógico. Aunque por esta vía quedemos anulados como educadores; porque en tal caso, no existiría ningún vínculo ético entre las ideas que expresamos, los esfuerzos cotidianos y la indigencia ontológica de nuestros estudiantes.
Feliz inicio de semana.

Diagnóstico socioeducativo.

TEMA: El entorno.
La comunidad de Estancia de Ánimas es parte del Municipio de Villa González Ortega, Zac., en la que desde hace varios años ha estado operando un grupo de extensión del Centro de Bachillerato Tecnológico agropecuario No 88 de Ojocaliente, Zac. Hay sin lugar a dudas, una serie de características geográficas, climáticas, económicas y aún culturales que son compartidas por estos grupos de población asentados en los lugares que ya he señalado y que iré indicando conforme avance el desarrollo del presente trabajo. Luego de haber aplicado algunos instrumentos para recabar información relativa al entorno en que se encuentra ubicado el grupo de extensión al que he aludido, los datos arrojados fueron los siguientes: por lo menos la mitad de la población de la comunidad de Estancia de Ánimas, radica en los Estados Unidos de Norteamérica. No hay familia que no tenga parientes allá. Y hay varias de ellas que radican allá desde hace varios años Este hecho de por sí marca ya, un aspecto decisivo por lo menos en lo que respecta a sus ideas y tendencias, inclinaciones y proyectos individuales y familiares.

Gran parte de los jóvenes crecen con la idea de emigrar tal como lo han hecho sus hermanos mayores, sus padres y sus abuelos. Este factor incide en buena medida en que las aspiraciones de muchos de ellos están determinadas por este hecho. Y es desde luego una limitante para las aspiraciones de carácter intelectual. Esto lo afirmo también porque el contexto familiar y sociocultural -invariablemente- ejerce un efecto poderoso en la configuración de las ideas de las generaciones viejas sobre las jóvenes. Con esta afirmación no pretendo insinuar que haya una afectación a su identidad. Los habitantes de la comunidad tienen plena conciencia de lo que son; es decir, mexicanos. Pero en determinado momento, se ven en la imperiosa necesidad de abandonar su lugar de origen para asegurar su subsistencia material y la de sus familias. Resulta claro que su identidad no se vulnera, porque aún viviendo en el vecino país del norte, conservan sus lazos filiales, el amor a su terruño. Pero todavía más: a pesar de que están insertos en una cultura diametralmente opuesta y sometidos a la agresión de otras formas de vivir, siguen preservando las costumbres básicas y el ser de la mexicanidad. Otra parte importante de los habitantes se dedican a los trabajos de tipo agrícola, específicamente al cultivo de maíz, frijol, chile y uva. La mayor parte de las tierras de la región son para cultivos de temporal, pero también hay algunas que son destinadas a cultivos de riego, como los dos últimos de los señalados por ejemplo. No obstante que los recursos que generan a través de la agricultura no son escasos, según la información arrojada, la mayor parte de la economía de las familias es soportada por las remesas que envían los parientes que están en norte y que coadyuva al sostenimiento de la gente, porque la agricultura suele tener períodos de descenso por las sequías o los siniestros meteorológicos.
La calidad de vida de la mayor parte de sus habitantes es regular y en este hecho inciden en forma importante la alimentación, pues el nivel socioeconómico es de término medio, aunque también existen muchas familias signadas por las carencias y la pobreza extrema. Y tal situación determina -desafortunadamente- gran parte de la disposición de los estudiantes para dedicarse a las tareas académicas con la certidumbre que dicho proceso exige. Se ve con claridad que buena parte de los padres están al pendiente de lo que sus hijos hacen o dejan de hacer, sobre todo en lo relativo al trabajo escolar. Y tal situación, es un factor positivo en las conductas y disposiciones de gran parte de ellos. Aunque referente a este punto, sí convendría ser más precisos. Existe la creencia generalizada de que los padres cuando envían a sus hijos a la escuela, ya cumplieron con su parte y que eso es lo único que tenían qué hacer. Y esto no es cierto. Tal actitud de los progenitores ha devenido en una situación que equivale a arrojar sobre las escuelas la responsabilidad total de la formación de sus hijos. Considero en este sentido, que hace falta más cercanía y comunicación de las familias con la escuela. Seguramente así, los profesores y la escuela en general podríamos resolver con mayor certeza los principales problemas que enfrentamos en el proceso educativo.
En lo que respecta a la cuestión de salud, son estudiantes sanos. No han adquirido ningún vicio ni padecen enfermedades generalizadas. Hay servicios médicos de salud pública y privada, tanto en la comunidad como en la cabecera municipal -Villa González Ortega, Zac.- que se encuentra a ocho kilómetros de distancia. En las buenas condiciones de salud que prevalecen, ayuda mucho la práctica del deporte. En sus ratos libres en la escuela y fuera de ella, juegan al futbol, al volibol, y montan a caballo. El contexto escolar, y concretamente las condiciones de infraestructura -que por ser grupo de extensión- son bastante restringidas; a grado tal, que coartan la capacidad de acción o la eficacia de algunas tareas técnicas o académicas. Y me refiero concretamente a que no existe aún un edificio escolar que permita la realización fluida y normal de gran parte de las actividades que son parte ordinaria de la dinámica educativa; tales como: aulas suficientes, talleres, laboratorios y espacios deportivos. Cabe agregar que desde el año 2008, ya estaban autorizados los recursos para la construcción de un nuevo Centro de Bachillerato Tecnológico agropecuario, pero la situación de crisis económica de este año que concluye impidió que se iniciara la construcción de la primera fase de las instalaciones. Hemos advertido quienes laboramos en este centro educativo, que a pesar de que el gran problema de la comunidad y de la región es la migración debido a la escasez de empleo y de posibilidades que permitan la subsistencia digna de gran parte de las familias, la escuela de educación media superior que se tiene proyectada, vendría a convertirse en un polo de desarrollo regional, en un mecanismo de retención de la población migrante para evitar la fuga de capital humano; y además, en un espacio de generación de oportunidades y mejoramiento cultural y social. Y afirmo esto, porque en cierta forma ya lo es, no obstante las limitaciones señaladas. La población escolar está formada por 105 alumnos en la modalidad escolarizada, dividida en tres grupos que están cursando actualmente los semestres I, III Y V, aunque también existe el Sistema Abierto de Educación Tecnológica Agropecuaria (SAETA) en el que atendemos actualmente a un grupo de primero y otro en tercer semestre.

Otro factor importante, es el interés de la mayoría de los estudiantes en la escuela. Se sienten identificados con ella. Saben que es de ellos y que es parte integral de su comunidad. Resulta fácil deducir que si se abrieran espacios de oportunidad para seguir estudiando y trabajando en la región y en el Estado, se detendría en gran medida el flujo migratorio. Siempre hemos sabido que la gente emigra por necesidad. Un aspecto más que es muy favorable -y que ya hemos comentado alguna vez- es el relacionado con las características de los alumnos de estos últimos años. Traen ya un perfil dirigido hacia la utilización de las nuevas tecnologías. Son de las generaciones que fueron amamantadas con el televisor y el nintendo.
Esto en cierta forma, representa una ventaja muy importante, porque han venido creciendo y desarrollando sus intercambios culturales dentro de esta dinámica y género de ideas. Sólo falta proporcionarles los medios y dirigir y reencauzar la inquietud por la tecnología. Ni siquiera el cinco por ciento de los estudiantes posee una computadora en casa. Esta carencia evidencia una limitación más. Pero afortunadamente la escuela cuenta ya con doce máquinas que están operando en forma normal y los alumnos las tienen a su disposición durante las horas de la jornada diaria. No obstante esta ventaja agrego que no existe el internet en la comunidad. Otra situación que es pertinente resaltar es que los perfiles de los profesores que atienden a los estudiantes, son los adecuados y la generalidad de las veces, la relación suele ser buena y constructiva para ambas partes.

José Patricio Moreno Cuevas.

Los usos de internet.

Compañera Ana Belem: 41
El aspecto que mencionas respecto al uso inadecuado del internet por los jóvenes sobre todo el que tiene que ver con la pornografía, es uno de los aspectos más delicados, en esta etapa de la vida. La necesidad de información sobre muchos temas que tienen que ver con la sexualidad, los lleva a buscarla donde sea y las más de las veces no es en las fuentes más adecuadas para su edad y nivel de madurez. Los daños que se pueden causar ellos mismos al accesar a información que no tienen aún el criterio suficiente para procesarla en forma debida, nos coloca al borde de un sinnúmero de daños. En tal sentido, se necesita que los padres de familia vigilemos con más cuidado a nuestros hijos y que estemos supervisando de manera permanente cuáles son las páginas y sitios que nuestros hijos consultan. Desafortunadamente ese es uno de los riesgos de la tecnología y de la época actual, sobre los que desafortunadamente no se puede tener el control que los profesores y los padres quisiéramos. Esto lo digo por todas las implicaciones que tiene un manejo inadecuado de la información e inquietudes relativas a la cuestión sexual. Los daños pueden ser impredecibles en términos de orientación de sentimientos, actitudes y tendencias que pueden llevar a serios trastornos en etapas posteriores. Se hace necesario revisar la escala de valores en las cuales se mueven los jóvenes motivados por tales influencias y determinar si son los más deseables, tanto para ellos como para las generaciones adultas.
Patricio Moreno C.
Compañeros:
Luego de haber rescatado alguna información relacionada con los intereses que los jóvenes tienen en el uso de Internet, no se descubre nada nuevo en realidad. Sólo se corrobora lo que ya sabemos los profesores de antemano: la tendencia de los estudiantes del uso de esta herramienta más con carácter recreativo que con fines formativos propiamente dichos. En tal sentido, hace falta encauzar sus inclinaciones referentes al uso de esta herramienta tecnológica. Pero la orientación de su uso en realidad no es un problema en sí. Es algo positivo que las nuevas generaciones se interesen por la tecnología, eso representa de por sí un gran avance; porque es parte de su tiempo y de su contexto. Cuestión de reorientar sus búsquedas, lo que se conseguiría transitando de un uso meramente distractivo a otro que tenga un carácter más educativo y formativo.
Patricio Moreno C.

Lo que compartimos.


a. Desarrollar nuestro trabajo basados en la creencia inexacta de que efectivamente aplicamos las metodologías que se necesitan para que los alumnos aprendan.

b. Pensar erróneamente que nuestra escuela es el mejor espacio posible en el cual concretar el proceso de los aprendizajes y que todos los problemas que surgen tienen su origen y solución exclusivamente en la parte metodológica.


c. Creer que los conflictos educativos tienen sólo como punto de origen y culminación la preparación académica del maestro; -que si bien es un factor decisivo- se olvida la totalidad de los factores institucionales que interactúan entre sí y que definen su orientación y quehacer.

d. El problema de la disciplina en los grupos obedece al escaso interés de los estudiantes no sólo en los contenidos de los programas sino también en las metodologías empleadas.


e. El problema de la simulación –no sólo en lo que hace el maestro- sino en la totalidad de relaciones, acciones y omisiones de la institución educativa en general.

f. Se necesita un plan general de acción que contemple la reestructuración curricular periódica; pero propuesto desde la práctica, no desde las instancias administrativas, oficiales que por lo regular proceden de manera vertical, pretendiendo arreglar todo desde arriba y de un sólo plumazo, sin considerar la información y los referentes arrojados por las experiencias de los profesores que no siempre son tan afortunadas como solemos imaginarnos.

g. La inexistencia de un proyecto educativo institucional de inmediato, mediano y largo plazos que articule las acciones y decisiones en la dinámica escolar cotidiana. Y no lo hay, porque generalmente se piensa que es sustituido por el modelo educativo vigente, y que por tanto, todas las respuestas surgirán exclusivamente desde ordenamientos puramente prescriptivos.

h. El error de admitir -desde una posición instrumental y reduccionista- que el uso de las nuevas tecnologías van a resolver todos los dilemas educativos que enfrentan en las aulas profesores y estudiantes.