domingo, 7 de febrero de 2010

Aspectos de mi práctica docente susceptibles de innovación.



Luego de haber realizado la sistematización del subtema: El cuento, correspondiente a la asignatura de Lectura, expresión oral y escrita 2, uno de los aspectos de mi práctica pedagógica que puede mejorar para articular de manera más eficaz las estrategias planteadas es el siguiente:

Identificar con la mayor precisión posible los contenidos y significados ya integrados en los esquemas preexistentes en los estudiantes, antes de efectuar la planeación del tema.

El hecho de conocer los saberes previos en relación con el tema a tratar, facilitaría la relación de actividades que sería más conveniente proponer. Es decir, nos servirá para conocer las representaciones reales o imaginarias con que está equipado el alumno y que le van a servir de base para la construcción del nuevo conocimiento o para asimilación de otros de mayor proporción o nivel de complejidad. Aunque también puede ser valioso para preveer conductas, naturaleza de respuestas y tipos de relación entre los estudiantes al momento de trabajar en el aula.

Mi hipótesis es que en la enseñanza de un tópico de carácter literario como el que hoy nos ocupa, los alumnos no aprenden porque los medios, el grado de profundidad y las actividades que proponemos no corresponden con sus representaciones; y por tanto, son escasas las posibilidades de que puedan hallarle algún sentido lógico ni construir significados nuevos a partir de la situación propuesta.
A veces he creído que nos hemos inclinado a pensar que es más fácil desarrollar un tema de literatura (como el del cuento por ejemplo) o cualquier otro tema de ciencias sociales que uno de las ciencias exactas, pero no es así. Cada uno comporta su grado de dificultad, aunque de índole muy diferente. En álgebra por ejemplo, para enseñarle al alumno la división se requiere que posea las habilidades lógicas, conceptuales y procedimentales correspondientes a la suma, la resta y la multiplicación algebráicas. De otra forma no podría acceder a ese nivel de compresión y abstracción. En la literatura en general y específicamente en el subtema del cuento, creo que la dificultad es otra, a saber:


Establecer puentes de significado entre la realidad y la fantasía, vinculando la construcción simbólica del lenguaje y el contexto socio-cultural y las relaciones concretas en las que los alumnos efectúan sus actividades ordinarias.


Estamos más acostumbrados a digerir nociones concretas y mensurables que a ejercitar la imaginación y la fantasía. Esto sigue siendo un reto para el que pretende enseñar vías para descubrir las posibilidades de creación y recreación que pueden ser desarrolladas a través de la literatura.
Al pensar en la planeación del tema ya citado, además de los saberes previos, tenemos que preguntarnos que es lo que sería más conveniente qué el alumno hiciera, para tender de la manera más significativa posible los nexos entre realidad y fantasía a los que he aludido.


Es preciso en tal sentido, admitir que los alumnos aprenden más y mejor por la actividad que realizan que por lo que dice el maestro como transmisor de saberes ya hechos.

Cuando ocurre lo descrito en los párrafos anteriores, en la psique y en las emociones del alumno, aparece algo que se denomina motivación intrínseca; es decir, algo relevante ha tenido lugar en su interior que no es producto de ninguna estratagema del profesor, sino que han sido movidos ya los resortes interiores, de manera que, la actividad fluirá y los aprendizajes tenderán a darse con mayor facilidad. Así el estudiante empezará a desarrollar estrategias metacognitivas, que le permitirán acceder con mayor rapidez al conocimiento y a entender gradualmente los procesos implicados en esta función intelectual -que no está disociada en modo alguno- de la esfera emocional.
Es necesario entender que sólo es susceptible de aprenderse aquello que el alumno llega a dotar de significado y a comprender a través de sus acciones y de sus haceres intencionados. Sólo asimila y crea tomando como “punto de arranque” lo que le es gratificante y no exclusivamente desde el ejercicio de su intelecto, sino también desde sus emociones. En este caso… sistemáticamente dirigido por la estrategia pedagógica puesta en marcha por el profesor y reorganizada por el mismo estudiante a lo largo del proceso. Yo estoy convencido de que la literatura vuelve mejores a las personas, porque posibilita una expansión de su mundo interno y le dota de herramientas para digerir lo que sucede en su contexto con una sensibilidad poco común, acrecentada. Y esto será factible, en la medida en que el alumno deje de ver en ella un ejercicio inútil, que no le habrá de llevar a ninguna parte; lo que conseguiremos construyendo el puente del que hablé en un principio entre la experiencia externa y el mundo ilimitado de la fantasía.

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