martes, 2 de febrero de 2010

Las dimensiones de la enseñanza.


Comentario de J. Patricio Moreno Cuevas a Milagros Alvarado Herrera
Maestra:
Me parecen válidas las interrogantes que planteas en relación con tus dudas sobre si realmente las instituciones quieren la calidad en educación. Esa es una pregunta que cualquier educador en determinado momento de su experiencia como tal se formula. No hay una respuesta precisa... la interrogante permanece en el aire. Yo tengo las mismas preguntas que tú. Sin embargo, hay algunas decisiones en materia educativa que apuntan a que efectivamente el gobierno quiere que la educación mejore. La puesta en marcha de una reforma educativa es una prueba de ello. Pero yo considero que antes de hacernos la pregunta que tú formulas podemos plantear otras que nos ayudarán a clarificar este asunto. Por ejemplo:
a) Replantearnos los fines de la educación en nuestro país.
b) Analizar si la reforma que está en marcha es realmente la que conviene a la población mexicana que acude a nuestras escuelas.
c) ¿Cuáles son los propósitos reales de la reforma? ¿Hacia dónde nos lleva? ¿Por qué la orientación que tiene y no otra?
d) ¿A qué intereses políticos o a qué proyectos económicos responde?
e) ¿No sería más prudente que el contenido y enfoque una reforma surgiera de las condiciones sociales, económicas, políticas, culturales de la población sobre la cual se pretenden ejercer sus efectos? ¿Acaso un proyecto educativo no debe surgir considerando antes que cualquier otra cosa los intereses, necesidades y aspiraciones del pueblo?
f) El punto de partida de cualquier proyecto de formación humana debiera de ser el hombre, el ser humano en sí mismo y no un modelo económico aplicado a nivel internacional, que ha demostrado en los últimos días su fracaso, porque alienta las diferencias y favorece a unos cuantos, porque fortalece a los países poderosos y vuelve más pobres a los pobres. Ahora con la crisis de Estados Unidos de América, que no es otra cosa sino el derrumbe del Modelo Económico Neoliberal preconizado por ellos, y al cual pretende servir la orientación de los nuevos programas, contenidos y metodologías, entra también en crisis -creo yo- la justificación de nuestra práctica pedagógica en el sentido en que la hemos venido haciendo. Tengo curiosidad por ver que es lo que sucederá y hacia donde nos llevarán ahora nuestras autoridades educativas. Se nos ha dicho: "Necesitamos que nuestros alumnos sean competentes", “debemos fortalecer nuestra planta productiva para que los productos que generamos estén colocados favorablemente en el escenario del mercado internacional” etc. Estas y otras lindezas aducían los apologistas de la globalización y el libre mercado y esto parecía justificar y darle sentido al enfoque de nuestro quehacer. Hoy que el mundo capitalista está en una crisis de consecuencias imprevisibles e irreversibles, nosotros los profesores -que no somos corredores de bolsa ni mucho menos- tendremos la paciencia suficiente para esperar con estoica resignación a que nos digan que es lo que sigue.

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